Aunque las historias pueden variar dependiendo el contexto, el tema, o incluso la intención que se le otorgue, el ser humano por naturaleza las comunica y quiere escucharlas. Aunque esto se puede analizar y utilizar en diferentes áreas, una de las principales es el marketing. Se pueden usar las historias para vender.
Tan solo hace falta voltear a nuestro pasado para percatarnos de esto, entre los años 20 y 40 donde el radio predominaba como el medio principal de entretenimiento, eran famosas las radionovelas como “Kalimán”, “Una flor en el pantano” o bien, “Chucho el roto”.
La manera en que los creadores podían aprovechar ese medio de comunicación al máximo era con audios específicos para crear una atmósfera ambiental y abrir paso a la imaginación de su audiencia.
En los años 50 y 70 en que la televisión agarró su mayor esplendor, el entretenimiento revolucionó con las herramientas del movimiento y la parte visual, esto otorgó a la población una manera más revolucionaria de diversión, pues podía vivir experiencias excepcionales sin necesidad de estar presente.
Ambos medios se utilizaban con fines de mercadotecnia vinculados a las historias que se transmitían, en el caso de la televisión podemos recordar grandes programas como “El Llanero Solitario”, “Bonanza” o “Los Pioneros”.
En el escenario que estamos presenciando actualmente, las redes sociales juegan un papel importante para las ventas, aunque a simple vista parezca más sencillo llegar a las personas debido a que cualquier individuo puede crear contenido, es necesario llevar a cabo una estrategia planeada para atraer la atención del público.
¿Por qué una estrategia? bien, por naturaleza, si el ser humano se percata de que está siendo utilizado para las ventas, automáticamente rechaza el mensaje que se le presenta (incluso si el producto o servicio le fuera útil).
Por ello, contar historias, hacerlo sentir identificado, así como ofrecerle una garantía o aprendizaje, son las mejores estrategia actuales y con mejores resultados. Las personas comúnmente buscamos ganar algo extra al adquirir un producto o servicio, de esta manera, si por ejemplo, yo quisiera comprar una guitarra, pienso que sólo requiero eso, un instrumento, sin embargo, es más seguro que compre en una tienda que me regale la funda para protegerlo, pero consideraría aún más el lugar en el que me regalan la funda y una guía básica de guitarra para principiantes.
Puede parecer sencillo aplicar esta práctica, sin embargo, es indispensable que las empresas no caigan en procesos poco éticos, como manipular o engañar, pues eso afecta no sólo la imagen de la empresa, sino también la reputación general y a largo plazo del negocio.
Otro error que cometen los emprendedores al iniciar, es no invertir tiempo y dinero en una buena estrategia de contenido, el internet nos ha permitido un alcance mayor a las personas, gastar poco y una comodidad desprendida de la inmediatez que nos proporciona; pero si no sabemos aprovechar sus ventajas podemos caer en la superficialidad, el aburrimiento, cotidianeidad y por ende en la falta de diferenciación entre nuestra competencia.
Por ello, es necesario que siempre veamos y actuemos como consumidores, ¿Qué es esto?, es dar lo que nos gustaría recibir, crear, lo que nos gustaría observar y vender, lo que nos gustaría comprar, de esta manera podemos ofrecer un “dar y dar” en el que ambas partes salen beneficiadas exitosamente. Recordemos siempre que nuestro fin último es lograr un intercambio justo empresa-cliente.
Si aún tienes problemas en encontrar la forma indicada de atraer a tu público, mantener su interés, hacer un llamado a la acción, requieres inspiración o simplemente pasas por un bloqueo creativo que te ha mantenido estancado, recuerda que siempre puedes acercarte a 99º Degrees, nosotros te ayudamos a hacer crecer tu empresa, contamos con personal calificado en el área de marketing que te facilitará llevar las riendas de tu negocio.
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